lunes, 23 de junio de 2014

AGRESIVIDAD INFANTIL



Una de las problemáticas más recientes en el ámbito escolar es la agresividad, cada vez más aumentan los incidentes, se implementan guardias a la hora del recreo para vigilar a los niños, provocando así mismo, una baja en la asistencia y al cambio definitivo de la escuela.
Se ha comprobado que uno de los problemas principales de las ausencias en clases, es por niños negándose asistir a clases por miedo a recibir un tipo de lesión, niños que son violentados de manera constante.
Estamos llegando a un punto alarmante, vídeos circulan en las redes sociales con escenas de peleas, de agresiones e humillaciones son el centro de atención de miles de jóvenes, casos que han terminado ocasionalmente en muerte.
Este tipo de conducta también es propia desde los primeros años, desde los jardines de niños ya se reportan incidentes de violencia, aún maestra han recibido algún tipo de lesión, sin embargo, algunos padres consideran normales este tipo de comportamiento justificándolos con ser propios de la edad.
Entonces es cuando surge la pregunta, ¿qué está pasando?, ¿por qué los niños ya no son como antes?, ¿qué es la agresión infantil? ¿En verdad este tipo de conductas son “normales en los niños?
 Con el fin comprender este tema, hemos buscando algunas referencias de diversos autores, tratando de analizar un poco los factores implicados en las conductas disruptivas, así como, algunas recomendaciones  para maestros y padres de familia sobre lo que podemos hacer o no en caso de enfrentarnos a una situación similar.
Una agresión es el resultado de conflictos definidos como “situaciones en que dos o más personas entran en oposición o desacuerdos de intereses y/o posiciones incompatibles donde las emociones y sentimientos juegan un rol importante”[1]
La agresividad infantil “es el hecho de provocar daño tanto físico como psicológico”, “forma parte de nuestra naturaleza la agresividad. Como todo lo pasional, de lo que  forma parte, en sí no es algo ni bueno ni malo. Es una necesidad, pues sin ella no  tendríamos fuerza interior para vencer los obstáculos con que uno se encuentra a lo  largo de la vida. Eso sí hay que educarla”[2].
Es definida como “una respuesta hostil frente a un conflicto latente, patente o crónico”[3], donde las emociones juegan un papel importante en la manifestación de impulsos agresivos, pues el mal manejo lleva a un desequilibrio emocional, pudiendo caer hasta el punto de dañar a los demás.

Según varias investigaciones los principales factores que propicia la agresividad infantil  son los aspectos individuales, familiares, escolares y/o amigos y sociales o ambientales. En los factores individuales encontramos el “temperamento, impulsividad, hiperactividad, condiciones psiquiátricas, historia de agresión, actitudes creencias”[4], etc.
Por su parte en los aspectos familiares, “la exposición a la violencia, abuso del niño, abuso parental de sustancias, paternidad inefectiva, conflictos maritales, pobre apega, padres antisociales”[5] entre otros.
“Los grupos antisociales, bajo compromiso de la escuela, fracaso académico, escuelas grandes, intimidación”[6], rechazo de los compañeros forman parte de los aspecto escolares, por último encontramos que dentro de los aspectos sociales y/o ambientales están la “desorganización del veintenario, violencia del entorno, acceso a las armas, violencia del entorno, acceso a las armas, prejuicios, expectativas del rol de género, normas culturales”[7].
Es el ambiente familiar considerado como el de más impacto en la vida del infante, influyendo la manera de disciplinar de los padres, la forma en la cual los miembros de la familia se tratan, las reacciones, expresiones, comportamientos y toda actitud, van aprendiendo dichos comportamientos expresándolos hacia los demás.

Por su parte Freud en su psicoanálisis observó cómo los niños desde edades tempranas mostraron actitudes negativas cuando tiene un amor por su progenitor y ven a su hermano como rival teniendo un deseo de dañarlo, "luchar", incluyendo comportamientos de destruir cosas y lanzarlas, este tipo de manifestaciones coinciden en un etapa a la que Freud llamó sádico-anal, término usado en el actualidad.



[1] Unidad de Apoyo a la Transversalidad 2006, pág. 12.
[2] Vega-Hazas, 2009, p. 164).
[3] Unidad de Apoyo a la Transversalidad, pág. 14.
[4] Díaz M. Alejandro (2008). Agresión y violencia en la escuela como factor de riesgo del aprendizaje escolar. Disponible en: http://www.scielo.cl/pdf/cienf/v14n2/art04.pdf
[5] Díaz M. Alejandro (2008)
[6] Díaz M. Alejandro (2008)
[7] Díaz M. Alejandro (2008).

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