“La relación de odio con los objetos es más antigua que la del amor,
procede del repudio primordial narcisista por parte del ego del mundo externo
con su efusión de estímulos".
La
teoría de la vida y la muerte menciona que dentro de los sentimientos que conforman a un ser humano desde que nace, están
presentes el amor y el odio esto significa al momentos de establecer relaciones
personales en la vida, desarrollamos tendencias psicológicas agresivas
(frustración), llegando a ocasionarlo la misma persona, como lo es para un
infante la madre.
Para un pequeño la madre le
transmite amor, paz, tranquilidad, compañía, seguridad, en fin, sentimientos
positivos, aunque por otro lado, cuando ella niega la atención, lo regaña o lo
castiga despierta un sentimiento de frustración (odio), es decir, la misma
personas despierta emociones totalmente diferentes.
No saber manejar esta ambivalencia
nos llevará a establecer relaciones inadecuadas, por otro lado, un buen control
de ambas emociones llevará a relaciones asertivas.
Por
otra parte, Freud en su concepto dualista sobre el instinto de la vida y el
instinto de la muerte, se percata profundizando en sus estudios psicoanalíticos
que existe cierta tendencia del individuo a auto-destruirse, a lo que él
denomina masoquismo o la internalización de la energía de la libido, derivado
de narcisismo o de la autodestrucción primaria, de igual forma sostiene que
existe la tendencia del individuo de destruir a sus semejantes o al mundo
exterior, como consecuencia de la libido objetiva; es decir, cuando la libido
se dirige hacia el objeto externo constituyendo así el denominado narcisismo secundario o lo que Freud denomina sadismo.
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